viernes, 24 de diciembre de 2010

BORGES

Este año el Club Borges me ha enseñado que un texto puede leerse desde, al menos, siete puntos de vista distintos. Que nada es lo que es, sino mucho más. Que siempre hay espacio para nuevas ideas y que los gustos de cada uno de nosotros, por muy contrapuestos que sean, pueden llegar a confluir en algún punto perdido del laberinto de Asterión.
Este año, mi descubrimiento ha sido Borges y, aunque no entienda muchas cosas de las que dice, me ha gustado la experiencia de conocer mejor los amplios mares de mi ignorancia.
Así que, gaucheros y eruditos, seguid disfrutando de todo lo que os hace pensar, indagar, interpretar, inventar y ser libres, como yo intento hacer.
¡Mirad cómo se ríe el cabrón!

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