En esta historia de murmullos no hay un principio y un final, sino que vamos conociendo poco a poco la historia de los habitantes del pueblo con las voces de la memoria. A saltos, por boca de distintos narradores, te formas una idea de cómo era vivir allí.
Comala es todo tierra y Juan Rulfo no para de hablar sobre ella y de mostrarla de mil maneras. Todo sabe a tierra.
Me ha gustado mucho cómo está escrito. Tiene trozos muy poéticos y con una enorme sensibilidad.
En general, impactante.
Dos párrafos lapidarios (nunca mejor dicho):
"Hay pueblos que saben a desdicha. Se les conoce con sorber un poco de su aire viejo y entumido, pobre y flaco como todo lo viejo. Éste es uno de esos pueblos."
"¿Por qué ese recordar intenso de tantas cosas? ¿Por qué no simplemente la muerte y no esa música tierna del pasado?"
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